Recuerdo cuando en mis años mozos, siendo estudiante de secundaria, por las mañanas me dedicaba a vender los tamales típicos de mi tierra, conocidos como corundas, mi primer pensamiento al levantarme para irme a la vendimia era espero terminar todas las corundas,  bien sabido era por mis hermanos y un servidor que de no suceder lo anterior ya tendríamos corundas para comer, cenar y posiblemente almorzar, y muy problablemente recalentadas en un baño María.

Nunca supe, y nadie sabia quién era la la gran María que permitia no solo recalentar mis añoradas corundas, sino varios tipos de comida.

Pasaron los años y al entrar a la Universidad me vuelvo a encontrar al célebre Baño María, pero ahora con una nueva aplicación y la historia se repite ¿quién es María?

Investigando me enteré que este famoso Baño, donde un recipiente es introducido dentro de otro con agua a ebullición, por tal motivo la temperatura del segundo recipiente permanece constante, fue desarrollado por María la Judía o Miriam, una practicante de la alquimia, además de este sencillo pero ingenioso invento, también logro desarrollar otros equipos para realizar destilaciones, con miras a la transmutación, es decir, convertir los metales comunes y corrientes en oro.

Pocos inventos han perdurado por tantos años y han logrado atravesar la barrera del laboratorio de investigación y llegar a la cocina, que resulta ser otro tipo de laboratorio.

Así que de aquí en adelante, al calentar sus ricos tamales, sin importar la forma o estilo, la carne, las verduras o simplemente, lleves a cabo una reacción química en un baño María [o Baño de María], ten presente que se debe a María la Judia, una practicante de la química primitiva.

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