De la pluma de Desmond Morris deseo compartir con todos ustedes la siguiente reflexión:

El hombre se ha vuelto demasiado poderoso. Ha relegado a los demás animales, a la condición de sirvientes, cautivos en granjas, zoológicos y laboratorios. Pero el destino de la humanidad, está hoy más que nunca ligados a ellos por una relación vital que, Desmond Morris, llama  el contrato animal.

Las leyes de la naturaleza establecen, que los animales matan para comer, comen por hambre y crían lo que pueden alimentar.
Durante siglos, el hombre ha roto estas reglas en su beneficio, matando por placer, provecho o gloria, superpoblando la Tierra.

Las consecuencias hoy son claras: si el ser humano no es capaz de cumplir el “contrato animal”, seguirá el destino de los dinosaurios, y será fósil de alguna edad futura

Sé que resulta ser un sueño guajiro, pero creo que el día que el ser humano deje de dar tanto valor a las cosas creadas por sí mismo y retome aquella consciencia perdida de lo valioso que es la vida en cualquiera de sus manifestaciones para así respetarla y cuidarla, para que futuras generaciones también se maravillen con ellas y no se aproveche de ellas.

Dejemos de darle la razón a Arthur Schopenhauer, quien dijo: El hombre ha hecho de la tierra un infierno para los animales.

En este día, aunque sé que muchos animales seguirán sufriendo por la indiferencia de la gran mayoría, deseo dedicar este espacio a todos los animales, los otros:

• Que han muerto en los laboratorios para que otros animales y, entre ellos, el ser humano sigan viviendo.
• Que mi generación no conoció.
• Que han servido como alimento para el hombre.
• Que nos regalan su cuerpo para que nosotros podamos vestir y calzar.
• Los más desdichados, que viven para morir en los modernos Coliseos Romanos, sirviendo de escarnio a una muchedumbre enardecida y sedienta de sangre.
• Que para poder vivir deben aprender a morir, alejados de sus familias y hábitat, obligados a realizar acciones contra natura.
• Que futuras generaciones solo conocerán en los libros.