Entre los romanos, el sexto mes estaba dedicado al culto de Juno, esposa de Júpiter y máxima divinidad femenina. Ambos, junto con Minerva, formaban la trilogía de los diosas principales. Juno era la diosa de la fecundidad, del parto y protectora de las mujeres casadas, no en vano se le consagraba el mes en que la primavera , estación de la fertilidad, está en su máximo esplendor.

Hay que decir que el nombre latino de la diosa era Iuno-Iunonis y que el nombre del mes procede  de una forma Iunius; mes propio de Juno.

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