A un buen dirigente se le reconoce por las personas que le rodean: los jefecillos no soportan el talento de los demás y eligen a incapaces; los grandes jefes saben que la gloria de sus consejeros no les hace sombra, sino que recae sobre ellos.

Toda la Historia del Mundo
Jean-Claude Barreau y Guillaume Bigot
Punto de Lectura, 2009

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